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miércoles, 13 de enero de 2010

LOS OJOS HACEN ALGO MÁS QUE VER-Isaac Asimov

LOS OJOS HACEN ALGO MÁS QUE VER
Isaac Asimov


Después de cientos de miles de millones de años, pensó de súbito en sí mismo como Ames. No la combinación de longitudes de ondas que a través de todo el universo era ahora el equivalente de Ames, sino el sonido en sí. 
Una clara memoria trajo las ondas sonoras que él no escuchó ni podía escuchar.
Su nuevo proyecto le aguzaba sus recuerdos más allá de lo usualmente recordable. 
Registró el vórtice energético que constituía la suma de su individualidad y las líneas de fuerza se extendieron más allá de las estrellas.
La señal de respuesta de Brock llegó.
Con seguridad, pensó Ames, él podía decírselo a Brock. Sin duda, podría hablar con cualquiera.
Los modelos fluctuantes de energía enviados por Brock, comunicaron:
—¿Vienes, Ames?
—Naturalmente.
—¿Tomarás parte en el torneo?
—¡Sí! —Las líneas de fuerza de Ames fluctuaron irregularmente—. Pensé en una forma artística completamente nueva. Algo realmente insólito.
—¡Qué despilfarro de esfuerzo! ¿Cómo puedes creer que una nueva variante pueda ser concebida tras doscientos mil millones de años? Nada puede haber que sea nuevo.
Por un momento Brock quedó fuera de fase e interrumpió la comunicación, y Ames se apresuró en ajustar sus líneas de fuerza. Captó el flujo de los pensamientos de otros emanadores mientras lo hizo; captó la poderosa visión de la extensa galaxia contra el terciopelo de la nada, y las líneas de fuerza pulsada en forma incesante por una multitudinaria vida energética, discurriendo entre las galaxias.
—Por favor, Brock —suplicó Ames—, absorbe mis pensamientos. No los evites. Estuve pensando en manipular la Materia. ¡Imagínate! Una sinfonía de Materia. ¿Por qué molestarse con Energía? Es cierto que nada hay de nuevo en la Energía. ¿Cómo podría ser de otra forma? ¿No nos enseña esto que debemos experimentar con la Materia?
—¡Materia!
Ames interpretó las vibraciones energéticas de Brock como un claro gesto de disgusto.
—¿Por qué no? —dijo—. Nosotros mismos fuimos Materia en otros tiempos… ¡Oh, quizás un trillón de años atrás! ¿Por qué no construir objetos en un medio material? O con formas abstractas, o... escucha, Brock... ¿Por qué no construir una imitación nuestra con Materia, una Materia a nuestra imagen y semejanza, tal como fuimos alguna vez?
—No recuerdo cómo fuimos —dijo Brock—. Nadie lo recuerda.
—Yo lo recuerdo —dijo Ames con seguridad—. No he pensado sino en eso y estoy comenzando a recordar. Brock, déjame que te lo muestre. Dime si tengo razón. Dímelo.
—No. Es ridículo. Es... repugnante.
—Déjame intentarlo, Brock. Hemos sido amigos desde los inicios cuando irradiamos juntos nuestra energía vital, desde el momento en que nos convertimos en lo que ahora somos. ¡Por favor, Brock!
—De acuerdo, pero hazlo rápido.
Ames no sentía aquel temblor a lo largo de sus líneas de fuerza desde... ¿desde cuándo? Si lo intentaba ahora para Brock y funcionaba, se atrevería a manipular la Materia ante la Asamblea de Seres Energéticos que, durante tanto tiempo, esperaban algo novedoso.
La Materia era muy escasa entre las galaxias, pero Ames la reunió, la juntó en un radio de varios años-luz, escogiendo los átomos, dotándola de consistencia arcillosa y conformándola en sentido ovoide.
—¿No lo recuerdas, Brock? —preguntó suavemente—. ¿No era algo parecido?
El vórtice de Brock tembló al entrar en fase.
—No me obligues a recordar. No recuerdo nada.
—Existía una cúspide y ellos la llamaban cabeza. Lo recuerdo tan claramente como te lo digo ahora. —Efectuó una pausa y luego continuó—. Mira, ¿recuerdas algo así?
Sobre la parte superior del ovoide apareció la «cabeza».
—¿Qué es eso? —preguntó Brock.
—Es la palabra que designa la cabeza. Los símbolos que representan el sonido de la palabra. Dime que lo recuerdas, Brock.
—Había algo más —dijo Brock con dudas—. Había algo en medio.
Una forma abultada surgió.
—¡Sí! —exclamó Ames—. ¡Es la nariz! —Y la palabra «nariz» apareció en su lugar—. Y también había ojos a cada lado: «Ojo izquierdo..., Ojo derecho».
Ames contempló lo que había conformado, sus líneas de fuerza palpitaban lentamente. ¿Estaba seguro que era algo así?
—La boca y la barbilla —dijo luego— y la nuez de Adán y las clavículas. Recuerdo bien todas las palabras. —Y todas ellas aparecieron escritas junto a la figura ovoide.
—No pensaba en estas cosas desde hace cientos de millones de años —dijo Brock—. ¿Por qué me haces recordarlas? ¿Por qué?
Ames permaneció sumido en sus pensamientos.
—Algo más. Órganos para oír. Algo para escuchar las ondas acústicas. ¡Oídos! ¿Dónde estaban? ¡No puedo recordar dónde estaban!
—¡Olvídalo! —gritó Brock—. ¡Olvídate de los oídos y de todo lo demás! ¡No recuerdes!
—¿Qué hay de malo en recordar? —replicó Ames, desconcertado.
—Porque el exterior no era tan rugoso y frío como eso, sino cálido y suave. Los ojos miraban con ternura y estaban vivos y los labios de la boca temblaban y eran suaves sobre los míos.
Las líneas de fuerza de Brock palpitaban y se agitaban, palpitaban y se agitaban.
—¡Lo lamento! —dijo Ames—. ¡Lo lamento!
—Me has recordado que en otro tiempo fui mujer y supe amar, que esos ojos hacían algo más que ver y que no había nadie que lo hiciera por mí... y ahora no tengo ojos para hacerlo.
Con violencia, ella añadió una porción de materia a la rugosa y áspera cabeza y dijo:
—Ahora, deja que ellos lo hagan —y desapareció.
Y Ames vio y recordó que en otro tiempo él fue un hombre. 

La fuerza de su vórtice partió la cabeza en dos y partió a través de las galaxias siguiendo las huellas energéticas de Brock, de vuelta al infinito destino de la vida.

Y los ojos de la destrozada cabeza de Materia aún centelleaban con lo que Brock colocó allí en representación de las lágrimas. 
La cabeza de Materia hizo lo que los seres energéticos ya no podían hacer y lloró por toda la humanidad y por la frágil belleza de los cuerpos que abandonaron un billón de años atrás.


F i n

lunes, 11 de enero de 2010

Aftermath-Julio Cortázar

Aftermath
Julio Cortázar



Dime por qué todavía te deseo, por qué tu nombre vuelve

como el hacha a la herida en una amarga visitación de la

medianoche,

a la vera de un campo funerario donde larvas se multiplican

húmedas babas, recuento interminable de torpezas,

dime desde esa nada donde ahora te atrincheras, dime

por qué me basta componer un mecanismo elemental de

sílabas,

discar en el cogollo de la niebla las cifras de tu nombre

para que solitariamente

me agobie la esperanza de una menuda migración de dedos

por mi pelo,

de una fragancia donde habita el musgo.


De un silencio más fogoso que todas las vigilias.

domingo, 10 de enero de 2010

Antelación del amor-Jorge Luis Borges

Antelación del amor
(Jorge Luis Borges)




Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
ni la privanza de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niña,
ni la sucesión de tu vida situándose en palabras o acallamiento
serán favor tan persuasivo de ideas
como el mirar tu sueño implicado
en la vigilia de mis ávidos brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño,
quieta y resplandeciente como una dicha en la selección del recuerdo,
me darás esa orilla de tu vida que tú misma no tienes,
Arrojado a la quietud
divisaré esa playa última de tu ser
y te veré por vez primera quizás como Dios ha de verte,
desbaratada la ficción del Tiempo
sin el amor, sin mí.

Frente al mar -Octavio Paz

Frente al mar 
Octavio Paz 


1

¿La ola no tiene forma?
En un instante se esculpe
y en otro se desmorona
en la que emerge, redonda.
Su movimiento es su forma.

2

Las olas se retiran
ancas, espaldas, nucas?
pero vuelven las olas
pechos, bocas, espumas?.

3

Muere de sed el mar.
Se retuerce, sin nadie,
en su lecho de rocas.
Muere de sed de aire.


Diferencias que distancian-ElliSalle

Diferencias que distancian
Elli Salle



Llego a la conclusión

que, aunque nos amemos

somos demasiados distintos;

tus sueños no son mis sueños

por más que luches en agradarme;

por más que luche

en interesarme por lo que haces:

por el tiempo que dedicas en alegrarme,

en llamadas o momentos calculados.

En instantes extremos,

cuando se ve cercana otra dimensión,

se valora, se reinventa,

y es como si te dijeran :

“esa no es la dirección”.

Estuviste en momentos difíciles

con tus palabras a distancias muy consoladoras

que hicieron más llevaderas

las horas incómodas de la existencia.

¿qué estoy siendo malagradecida?

no, todo lo contrario,

es cuando más reconozco

que, pese a tus límites

entregaste a mi situación

más de lo que hubiera esperado jamás,

pero fue tu cortesía que obligaba

porque hay un compromiso

construido sobre arena,

no en roca como yo quisiera,

y siempre me estás diciendo:

“dejemos que fluya”

“lo que deba suceder, sucederá”,

pero mi tiempo es hoy

con todos mis proyectos,

esos que tan lejanos son de los tuyos:

tú, el campo que es tu pasión,

lo trabajas con esmero y dedicación

el tiempo que te queda libre;

te gusta el silencio y yo lo rechazo muy seguido;

te aíslas de la gente, yo la busco;

me emociona un poema que he hecho para ti,

tu me dices : "muchas gracias amor"

no vibras con mis cosas,

comprendo que tienes razones,

esas que nunca me has dado para comprenderte mejor

pero que adivino, lo intuyo:

hay algo que te ata,

tal vez, no una pasión,

quizá, una costumbre más fuerte que el amor;

algo va bajo tu piel y yo no puedo ver.





El amor es transparencia,

el amor sabe de urgencias,

el amor ignora horarios,

el amor no suma, ni resta,

el amor se entrega sin miedos

y de miedos estás cubierto.





Sé que, tal vez, llore,

es mejor que sea hoy por el tiempo que ha pasado,

mañana se agrandaría el mar

y está bien como está en cantidad.

Muchos se ríen, se confunden con esta forma de querer

que siempre he versado:

“que termino, que voy, vuelvo, lo intento”

pero todo se debe a la inseguridad

del valor poco serio que tú me das,

y esperar a “que fluya”;

“que suceda lo que tenga que suceder”

es muy cómodo amor.

-hoy debe suceder lo que tenga que suceder-

me voy…

antes que sea más difícil para mi.

Comprendiendo la despedida.-Redwing

Comprendiendo la despedida.
Redwing


He visto el tiempo marcharse despacio
tras los pasos desesperados que te seguían
paso a paso despacio a tus pies postrados
como plegarias a un dios que no sabe de despedidas.

Poco a poco la soledad se hizo amiga del silencio
brindando en el bar de los quebrantos con su copa
en un sinfín de botellas añejas en el rincón de tu recuerdo.
(Que infame suele ser el tiempo a veces.)

Calles vacías entre la niebla y un mapa a ninguna parte,
he muerto hace tiempo y aún cuento las horas
tomando los minutos como punto de partida a la nada,
mi camión sale tarde a la luz de luna esta noche.

Que pesada es la carga de mis maletas…
entre los vidrios rotos de los sueños muertos.

Hoy los sentidos no sienten sino vergüenza
ante el latido errático de una rendición anunciada,
todo cae tan lentamente en el olvido…
como las lágrimas perdidas sobre el pavimento.

¿Que más vacío se puede estar si no queda nada?,
¿que más vencido se está si no queda más por que luchar?,
aún sigo contando los segundos y las estrellas en el cielo…
y todo es falso si la realidad es solo el odiado porvenir de un adiós.

Aquí sigo, tras los pasos del silencio que escapa entre botellas rotas
y los recuerdos que a flor de piel se mueren y renacen esta noche
sobre los sollozos y las maldiciones… de un amor entrando en coma.

Ya solamente me queda una defunción en espera…
y ese amargo sabor a whiskey en los labios carcomidos
que aún desean no cortar los cables ni levantar las maletas.
(Que ingenua es la espera de un milagro… y que bobo quien lo espera.)

Morimos, todo murió desde el primer momento…
cuando el te amo alcanzo tu espalda en un adiós.
(In memoriam) 

martes, 5 de enero de 2010

EL RUISEÑOR Y LA ROSA-Oscar Wilde

EL RUISEÑOR Y LA ROSA 

(Oscar Wilde )

—Ella me prometió que bailaría conmigo si le llevaba rosas rojas —murmuró el Estudiante—; pero en todo el jardín no queda ni una sola rosa roja.
El Ruiseñor le estaba escuchando desde su nido en la encina, y lo miraba a través de las hojas; al oír esto último, se sintió asombrado.
—¡Ni una sola rosa roja en todo el jardín! —repitió el Estudiante con sus ojos llenos de lágrimas—. ¡Ay, es que la felicidad depende hasta de cosas tan pequeñas! Ya he estudiado todo lo que los sabios han escrito, conozco los secretos de la filosofía y sin embargo, soy desdichado por no tener una rosa roja.
—Por fin tenemos aquí a un enamorado auténtico —se dijo el ruiseñor—. He estado cantándole noche tras noche, aunque no lo conozco; y noche tras noche le he contado su historia a las estrellas; y por fin lo veo ahora. Su cabello es oscuro como la flor del jacinto, y sus labios son tan rojos como la rosa que desea; pero la pasión ha hecho palidecer su rostro hasta dejarlo del color del marfil, y la tristeza ya le puso su marca en la frente.
—El Príncipe da el baile mañana por la noche —seguía quejándose el Estudiante—, y allí estará mi amada. Si le llevo una rosa roja bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja la estrecharé entre mis brazos, y ella apoyará su cabeza sobre mi hombro, y apoyará su mano en la mía. Pero como no hay ni una sola rosa roja en mi jardín, tendré que sentarme solo, y ella pasará bailando delante mío, sin siquiera mirarme y se me romperá el corazón.
—Este sí que es un auténtico enamorado verdadero —seguía pensando el Ruiseñor—. Yo canto y él sufre; lo que para mí es alegría, para él es dolor. No cabe duda que el amor es una cosa admirable, más preciosa que las esmeraldas y más rara que los ópalos blancos. Ni con perlas ni con ungüentos se lo puede comprar, porque no se vende en los mercados. No se puede adquirir en el comercio ni pesar en las balanzas del oro.
—Los músicos estarán sentados en su estrado —decía el Estudiante—, y harán surgir la música de sus instrumentos, y mi amada bailará al son del arpa y el violín. Ella bailará tan levemente, que sus pies casi no tocarán el suelo, y los cortesanos, con sus trajes fastuosos, formarán corro en torno suyo para admirarla. Pero conmigo no bailará, porque no tengo una rosa roja para darle.
Y se arrojó sobre la hierba, y ocultando su rostro entre las manos, se puso a llorar amargamente.
—¿Por qué está llorando? —preguntó una lagartija verde que pasaba frente a él con la cola al aire.
—¿Sí, por qué? —murmuraba una margarita a su vecina, con voz dulce y tenue.
—Está llorando por una rosa roja —explicó el Ruiseñor.
—¿Por una rosa roja? —exclamaron las otras en coro. ¡Qué ridiculez!
La lagartija, que era un poco cínica, se puso a reír a carcajadas. Sólo el Ruiseñor comprendía el secreto de la pena del Estudiante y, posado silenciosamente en la encina, meditaba sobre el misterio del amor.
Por último, desplegó sus alas oscuras y se elevó en el aire. Cruzó como una sombra a través de la avenida, y como una sombra se deslizó por el jardín.
En medio del prado había un magnífico rosal, y el Ruiseñor voló hasta posársele en una de sus ramas.
—Necesito una rosa roja —le dijo. Dámela y yo te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal negó sacudiendo su ramaje.
—Mis rosas son blancas —le contestó—, como la espuma del mar y más blancas que la nieve de la montaña. Pero ve donde mi hermana que crece al lado del viejo reloj de sol, y puede ser que ella te proporcione la flor que necesitas.
El Ruiseñor voló hacia el gran rosal que crecía junto al viejo reloj de sol.
—Dame una rosa roja —le dijo—, y te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal negó sacudiendo su follaje.
—Mis rosas son amarillas —contestó—, tan amarillas como el cabello de la sirena que se sienta en un trono de ámbar, y más amarillas que el Narciso que florece en el prado. Pero anda a ver a mi hermano, que crece al pie de la ventana del Estudiante, y quizás él pueda darte la flor que necesitas.
El Ruiseñor voló entonces hasta el viejo rosal que crecía al pie de la ventana del Estudiante.
—Dame una rosa roja —le dijo—, y yo te cantaré mi canción más dulce.
Pero el rosal negó sacudiendo su follaje.
—Rojas son, en efecto, mis rosas —contestó—; tan rojas como las patas de las palomas, y más rojas que los abanicos de coral que relumbran en las cavernas del océano. Pero el invierno heló mis venas, y la escarcha marchitó mis capullos, y la tormenta rompió mis ramas y durante todo este año no tendré rosas rojas.
—Una rosa roja es todo lo que necesito —exclamó el Ruiseñor—; ¡sólo una rosa roja! ¿No hay manera alguna de que la pueda obtener?
—Hay una manera —contestó el rosal—, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtela.
—Dímela —repuso el Ruiseñor—. Yo no me asustaré.
—Si quieres una rosa roja —dijo el rosal—, tienes que construirla con tu música, a la luz de la luna, y teñirla con la sangre de tu corazón. Debes cantar con tu pecho apoyado sobre una de mis espinas. Debes cantar toda la noche, hasta que la espina atraviese tu corazón y la sangre de tu vida fluirá en mis venas y se hará mía...
—La propia muerte es un precio muy alto por una rosa roja —murmuró el Ruiseñor—, y la vida es dulce para todos. Es agradable detenerse en el bosque verde y ver al sol viajando en su carroza de oro y a la luna en su carroza de perlas. Es muy dulce el aroma del espino, y también son dulces las campanillas azules que crecen en el valle y los brezos que florecen en el collado. Sin embargo, el Amor es mejor que la vida, y, por último, ¿qué es el corazón de un ruiseñor comparado con el corazón de un hombre enamorado?
Y, desplegando sus alas oscuras, el ruiseñor se elevó en el aire, cruzó por el jardín como una sombra, y como una sombra se deslizó a través de la avenida.
El Estudiante seguía echado en la hierba, como lo había dejado; y las lágrimas no se secaban en sus anchos ojos.
—¡Alégrate! —le gritó el Ruiseñor—. ¡Siéntete dichoso, porque tendrás tu rosa roja! Yo la construiré con mi música, a la luz de la luna, y la teñiré con la sangre de mi corazón. Lo único que pido en cambio, es que seas un verdadero amante, porque el Amor es más sabio que la Filosofía, por muy sabia que ésta sea, y es más poderoso que la Fuerza, por muy fuerte que ella sea. Las alas del Amor son llamas de mil tonalidades, y su cuerpo es del color del fuego. Sus labios son dulces como la miel, y su aliento es como la mirra silvestre.
El Estudiante levantó la vista de la hierba y escuchó, pero no comprendió lo que decía el Ruiseñor, porque él sólo podía entender lo que estaba escrito en los libros.
En cambio, la encina comprendió y se puso a balancear muy tristemente, porque sentía un hondo cariño por el pequeño Ruiseñor que había construido el nido en sus ramajes.
—Cántame, por favor, una última canción —le susurró la encina—, porque voy a sentirme muy sola cuando te hayas ido.
Y el Ruiseñor cantó para la encina, y su voz era como el agua que cae de una jarra de plata.
Cuando terminó la canción del Ruiseñor, se levantó el Estudiante y sacó del bolsillo un cuadernito y un lápiz.
—He de admitir que ese pájaro tiene estilo —se dijo a sí mismo caminando por la alameda—, eso no puede negarse; pero ¿acaso siente lo que canta? Temo que no, debe ser como tantos artistas, puro estilo y nada de sinceridad. Jamás se sacrificaría por alguien, piensa solamente en música y ya se sabe que el arte es egoísta. Sin embargo, debo reconocer que su voz da notas muy bellas. ¡Lástima que no signifiquen nada, o que no signifiquen nada importante para nadie!
Luego entró en su alcoba, y, echándose sobre su cama, comenzó de nuevo a pensar en su amor. Después de unos momentos se quedó dormido.
Cuando la luna alumbró en los cielos, el Ruiseñor voló hacia el rosal, y apoyó su pecho sobre la mayor de las espinas. Toda la noche estuvo cantando con el pecho contra la espina, y la luna fría y cristalina se inclinó para escuchar. Toda la noche estuvo cantando así apoyado, y la espina se hundía más y más en su carne y la sangre de su vida se derramaba en el rosal.
Cantó primero al nacimiento del Amor en el corazón de los adolescentes. Entonces, en la rama más alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo como canción tras canción. Al principio era pálida, como la niebla que flota sobre el río; pálida como los pies de la mañana y plateada como las alas de la aurora. La rosa que floreció en la rama más alta del rosal era como el reflejo de una rosa en un cáliz de plata, era como el reflejo de una rosa en espejo de agua.
El rosal le gritó al Ruiseñor para que apretara más su pecho contra la espina.
—¡Aprétate más, pequeño Ruiseñor —gritó el rosal—, o el día llegará antes de haber terminado de fabricar la rosa!
Y el Ruiseñor se apretó más contra la espina, y más y más creció su canto porque ahora cantaba el nacimiento de la pasión en el alma de un joven y de una virgen.
Y un delicado rubor comenzó a cubrir las hojas de la rosa, como el rubor que cubre las mejillas del novio cuando besa los labios de su prometida.
Pero la espina no llegaba todavía al corazón del corazón, y el corazón de la rosa permanecía blanco, porque sólo la sangre de un ruiseñor puede enrojecer el corazón de una rosa.
Y el rosal le gritó al Ruiseñor para que se apretara más aún contra la espina.
—¡Aprétate más, pequeño Ruiseñor —gritó el rosal—, o llegará el día antes de haber terminado de fabricar la rosa!
Y el Ruiseñor se apretó más aún contra la espina, y la espina al fin le alcanzó el corazón. Un terrible dolor lo traspasó. Más y más amargo era el dolor, y más y más impetuosa se hacía su canción, porque ahora cantaba el Amor sublimado por la muerte, el Amor que no puede aprisionar la tumba.
Y la rosa del rosal se puso camersí como la rosa del cielo del Oriente. Su corona de pétalos era púrpura como es purpúreo el corazón de un rubí.
La voz del Ruiseñor ya desmayaba, sus alitas comenzaron a agitarse, y una nube le cayó sobre sus ojos. Su canto desmayaba más y más, y sentía que algo le obstruía la garganta.
Entonces tuvo una última explosión de música. Al oírla la luna blanca se olvidó del alba y se demoró en el horizonte. Al oírla la rosa roja tembló de éxtasis y abrió sus pétalos al frescor de la mañana. El eco llevó la canción a la caverna de las montañas, y despertó a los pastores dormidos. Luego navegó entre los juncos del río que llevaron el mensaje hasta el mar.
—¡Mira, mira —gritó el rosal—, la rosa ya está terminada!
Pero el Ruiseñor no contestó, porque estaba muerto con la espina clavada en su corazón.
Ya era eso del mediodía cuando despertó el Estudiante; abrió la ventana y miró hacia afuera.
—¡Caramba, qué maravillosa visión! —exclamó—. ¡Una rosa roja! En mi vida he visto una rosa semejante. Es tan hermosa que estoy seguro que tiene un nombre muy largo en latín.
Se inclinó por el balcón y la cortó.
En seguida se caló el sombrero, y con la rosa en la mano, corrió a la casa del profesor.
La hija del profesor estaba sentada cerca de la puerta, devanando una madeja de seda azul, con su perrito a los pies.
—Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja —exclamó el Estudiante—. Aquí tienes la rosa más roja de todo el mundo. Esta noche la prenderás sobre tu corazón y como bailaremos juntos podré decirte cuánto te amo.
Pero la jovencita frunció el ceño.
—Me temo que no va a hacer juego con mi vestido nuevo —repuso—, Y, además el sobrino del Chambelán me envió unas joyas de verdad, y todo el mundo sabe que las joyas son más caras que las flores.
—Eres una ingrata incorregible —dijo agriamente el Estudiante, y tiró con ira la rosa al arroyo donde un carro la aplastó al pasar.
—¿Ingrata? —dijo la muchacha—. Yo te digo que eres un grosero. ¿Qué eres tú, después de todo? Sólo un estudiante, y ni siquiera creo que lleves hebillas de plata en los zapatos, como lo hace el sobrino del Chambelán.
Y muy altanera se metió en su casa.
—¡Qué cosa más estúpida es el Amor! —se dijo el Estudiante mientras caminaba—. No es ni la mitad de útil que la Lógica, porque no demuestra nada y le habla a uno siempre de cosas que no suceden nunca, y hace creer verdades que no son ciertas. En realidad no es nada práctico, y como en estos tiempos ser práctico es serlo todo, volveré a la Filosofía y al estudio de la Metafísica.
Y al llegar a su casa, abrió un libro lleno de polvo, y se puso a leer.



FIN

lunes, 4 de enero de 2010

La literatura clásica-Albert Einstein

La literatura clásica
Albert Einstein
(1952)

"De una persona que sólo lee los periódicos o libros de autorescontemporáneos se dice que es como un miope que se burlara de las gafas.
Depende por completo de los prejuicios y modas de su época,puesto que nunca llega a ver ni oír otra cosa.
Y lo que una persona,piensa por su cuenta, sin el estímulo de los pensamientos y experiencias de los otros es, en el mejor de los casos, bastante mezquino y monótono.
Sólo hay unas cuantas personas ilustradas con una mente lúcida y un buen estilo en cada siglo.
Lo que ha quedado de su obra es uno de los tesoros más preciados de la humanidad.
A unos cuantos escritores de la antigüedad debemos que la gente de la Edad Media se librara poco a poco de las supersticiones y de la ignorancia que habían ensombrecido
la vida durante más de cinco siglos.
No hay nada mejor que superar la presuntuosidad modernista."

He esperado solo la mañana y no me decepcionó esta vez- Autor desconocido



He esperado solo la mañana..(y no me decepcionó esta vez)
Autor desconocido



He esperado solo la mañana y no me decepcionó esta vez
He aprendido a crear instantes mágicos 
que tal vez algún día compartiré
Me he hecho fuerte aceptando mi lado oscuro, 
comprendiendo que he sido océano, y gota de agua, 
y las dos cosas me enseñaron a crecer.

He dicho unas pocas palabras sinceras 
sin más acierto ni más atino 
que la belleza de lo que te ayuda a entender 
que lo complejo es más fácil si se muestra sin miedo 
y  si dejamos de esforzarnos en intentarlo esconder.

Me he perdonado por llorar a solas, 
por asustarme al sentir alguna vez cosas hermosas
pero tan profundas que con sólo asomarme a ellas
comenzaba un enorme miedo a caer.

 He creído muchas veces que el fin estaba muy cerca, 
que rendirme a todo era lo único que podía hacer 
y en algunos instantes brillantes me he jurado 
que aquella sería la última vez.

 He disfrutado de momentos maravillosos,
pero pretendo que mi vida no se reduzca a esos momentos 
y al hacerlo,disfrutar del viaje más largo 
que es esta vida que aún tengo que entender.

martes, 8 de diciembre de 2009

Rayuela Capitulo 92-Fragmento-Julio Cortázar


Rayuela Capítulo 92 - Julio Cortázar


"Toda esa tarde asistió otra vez ,una vez más,
una de tantas veces más,
testigo irónico y conmovido de su propio cuerpo, 
a las sorpresas,los encantos y las decepciones de la ceremonia.
Habituado sin saberlo a los ritmos de la Maga, 
de pronto un nuevo mar un diferente oleaje lo arrancaba a los automatismos, 
lo confrontaba,parecía denunciar oscuramente su soledad enredada de simulacros.
Encanto y desencanto,de pasar de una boca a otra, 
de buscar con los ojos cerrados un cuello donde la mano ha dormido recogida y sentir que la curva es diferente, una base más espesa,un tendón que se crispa brevemente, 
con el esfuerzo de incorporarse para besar o morder.
Cada momento de su cuerpo frente a un desencuentro delicioso,
tener que alargarse un poco más o bajar la cabeza para encontrar la boca que antes estaba ahi tan cerca, acariciar una cadera más ceñida,incitar a una réplica y no encontrarla,
insistir distraído,hasta darse cuenta de que todo hay que inventarlo otra vez,
que el código no ha sido estatuído, que las claves y las cifras van a nacer de nuevo,serán diferentes ,responderán a otra cosa.
El peso, el olor,el tono de una risa o una súplica, los tiempos
y las precipitaciones, nada coincide siendo igual,todo nace de nuevo siendo inmortal,
el amor juega a inventarse, huye de sí mismo para volver en su espiral sobrecogedora ,
los senos cantan de otro modo,la boca besa más profundamente o como de lejos y en un momento
donde antes había como cólera y angustia, es ahora el juego puro,el retozo increíble o al revés, a la hora que antes se caía en el sueño,el balbuceo de dulces cosas tontas ,
ahora hay una tensión,algo incomunicado ,pero presente que exige incorporarse, algo como una rabia insaciable.
Sólo el placer en su aletazo último es el mismo,antes y después el mundo se ha hecho pedazos y hay que nombrarlo de nuevo dedo por dedo, labio por labio, sombra por sombra."
          

       

Carta a la Amada Inmortal-Ludwig van Beethoven


Carta a la Amada Inmortal
    

"Mi ángel, mi todo, mi yo...
¿Por qué esa profunda pesadumbre cuando es la necesidad quien habla?
¿Puede consistir nuestro amor  en otra cosa que sacrificios, en exigencias de todo y nada?
¿Puedes cambiar el hecho de que tú no seas eternamente mía y yo eternamente tuyo?
Contempla la hermosa naturaleza y tranquiliza tu ánimo en presencia de lo inevitable .
El amor exige todo y con pleno derecho a mí,  para contigo y a ti para conmigo.
Sólo que olvidas tan fácilmente que yo tengo que vivir para mí y para tí.
Si estuviéramos unidos ni tú ni yo hubiéramos sentido lo doloroso.
Mi viaje fue horrible...
Alégrate, sé mi más fiel y único tesoro, mi todo ,como yo para tí.
Lo demás que tenga que ocurrir y deba ocurrir con nosotros, los dioses habrán de enviarlo...
Tarde del lunes, tú sufres...donde yo estoy también estás tú conmigo.
 Conmigo y contigo haré yo que pueda vivir a tu lado.
 Qué vida ¡¡¡así!!! Sin tí... 
Perseguido por la bondad de algunas personas que no quiero recibir porque no la merezco.
Me duele la humildad del hombre hacia el hombre.
Y cuando me considero en conexión con el Universo
¿qué soy yo y qué es Aquel a quien llaman más grande?
Y sin embargo ahí aparece de nuevo lo divino del hombre.
Lloro al pensar que probablemente no recibirás mi primera noticia antes del sábado.
Tanto como tú me amas mucho más te amo yo a tí..!
¡Tan cerca! ¡Tan lejos! ....
¡Oh, Dios mío! ¿Por qué habrá que estar separados cuando se ama así ?
Tu amor me ha hecho al mismo tiempo el ser más feliz y el más desgraciado ..
A mis años necesitaría ya alguna uniformidad, alguna normalidad  en mi vida..
¿Puede haberla con nuestras relaciones?....
Hoy y ayer ¡cuánto anhelo y cuantas lágrimas pensando en tí...mi vida, mi todo!
Adiós, quiéreme siempre...
Eternamente tuyo, eternamente mía , eternamente nuestros."
                    Ludwig van Beethoven

Rayuela Capitulo 7 Fragmento-Julio Cortázar

Rayuela Capítulo 7
Fragmento
Julio Cortázar
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca,
voy dibujándola como si saliera de mi mano.
como si por primera vez tu boca se entreabiera,
y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar.
Hago nacer cada vez la boca que deseo,
la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara,
una boca elegida entre todas,
con soberana libertad elegida por mí
para dibujarla con mi mano en tu cara,
 y que por un azar que no busco comprender
coincide exactamente con tu boca
que sonríe por debajo de mi mano que la dibuja.

Me mirás, de cerca me mirás, cada vez más de cerca
y entonces jugamos al cíclope,
nos miramos cada vez más de cerca
y los ojos se agrandan, se acercan entre si,
 se superponen y los cíclopes se miran ,respirando confundidos,
las bocas se encuentran y luchan tibiamente
mordiéndose con los labios,
apoyando apenas la lengua
entre los dientes, jugando en sus recintos,
donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio.
Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo,
acariciar lentamente la profundidad de tu pelo
mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces,
de movimientos vivos ,de fragancia oscura.
Y si nos mordemos el dolor es dulce,
y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento,
 esa muerte es bella.
Y hay una sola saliva
 y un solo sabor a fruta madura
y yo te siento temblar como una luna en el agua.


Los Formales y el frío-Mario Benedetti


Los Formales y el frío
Mario Benedetti

Quién iba a prever que el amor ( ese informal)
se dedicara a ellos ( tan formales)
Mientras almorzaban por primera vez
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes.
Su sonrisa ( la de ella)
era como un augurio o una fábula
Su mirada ( la de él ) tomaba nota
de cómo eran sus ojos ( los de ella)
pero sus palabras ( las de él)
no se enteraban de esa dulce encuesta
Como siempre ( o como casi siempre)
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal
ni siquiera una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos
fue preciso meterse en un boliche
Y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia
extra seca y sin hielo , por favor
Cuando llegaron a su casa ( la de ella)
ya el frío estaba en sus labios ( los de él)
de modo que ella ( fábula y augurio)
le dio refugio y café instantáneos
Una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio
como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre
El probó “ sólo falta que me quede a dormir”
y ella probó “ por qué no te quedás”
y él “ no me lo digas dos veces”
y ella “ bueno,¿ por qué no te quedás?”
De manera que él se quedó ( en principio)
 a besar sin usura sus pies fríos ( los de ella)
después ella besó sus labios ( los de él)
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así...
mientras los grandes temas
dormían el sueño que ellos no durmieron.