Las Fábulas de Esopo
Antiguas contundentes verdades
Antiguas contundentes verdades
Fábula
Las ranas pidiendo rey
Las ranas pidiendo rey
Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una delegación a Zeus para que les enviara un rey.
Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca.
Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron.
Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso.
Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo.
Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas sin compasión.
A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto.
Fábula
El perro y la almeja.
Un perro de esos acostumbrados a comer huevos, al ver una almeja, no lo pensó dos veces, y creyendo que se trataba de un huevo, se la tragó inmediatamente.
Desgarradas luego sus entrañas, se sintió muy mal y se dijo:
- Bien merecido lo tengo, por creer que todo lo que veo redondo son huevos.
Nunca tomes un asunto sin antes reflexionar, para no entrar luego en extrañas dificultades.
Fábula
El león y el asno presuntuoso.
De nuevo se hicieron amigos el ingenuo asno y el león para salir de caza.
Llegaron a una cueva donde se refugiaban unas cabras monteses, y el león se quedó a guardar la salida, mientras el asno ingresaba a la cueva coceando y rebuznando, para hacer salir a las cabras.
Llegaron a una cueva donde se refugiaban unas cabras monteses, y el león se quedó a guardar la salida, mientras el asno ingresaba a la cueva coceando y rebuznando, para hacer salir a las cabras.
Una vez terminada la acción, salió el asno de la cueva y le preguntó si no le había parecido excelente su actuación al haber luchado con tanta bravura para expulsar a las cabras.
- ¡Oh sí, soberbia -- repuso el león-que hasta yo mismo me hubiera asustado si no supiera de quien se trataba!
Si te alabas a ti mismo, serás simplemente objeto de la burla, sobre todo de los que mejor te conocen
La zorra y el espino
Una zorra saltaba sobre unos montículos,
y estuvo de pronto a punto de caerse.
Y para evitar la caída, se agarró a un espino,
pero sus púas le hirieron las patas, y sintiendo el dolor que ellas le producían,
le dijo al espino
le dijo al espino
- ¡ Acudí a ti por tu ayuda, y más bien me has herido. !
A lo que respondió el espino:
- ¡Tú tienes la culpa, amiga, por agarrarte a mí, bien sabes lo bueno que soy para enganchar y herir a todo el mundo, y tú no eres la excepción!
Nunca pidas ayuda a quien acostumbra a hacer el daño.
FÁBULA
La corneja y el cuervo.
Sentía una corneja celos contra los cuervos porque éstos dan presagios a los hombres, prediciéndoles el futuro, y por esta razón los toman como testigos.
Quiso la corneja poseer las mismas cualidades.
Viendo pasar a unos viajeros se posó en un árbol, lanzándoles espantosos gritos.
Al oír aquel estruendo, los viajeros retrocedieron espantados, excepto uno de ellos, que dijo a los demás:
Al oír aquel estruendo, los viajeros retrocedieron espantados, excepto uno de ellos, que dijo a los demás:
- Eh, amigos, tranquilos; esa ave es solamente una corneja. Sus gritos no son de presagios.-
Cuando vanidosamente y sin tener capacidades, se quiere rivalizar con los más preparados, no sólo no se les iguala, sino que además se queda en ridículo.