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jueves, 4 de abril de 2013

Algunos Versos- Autopsicografía-Abdicación-Serena Voz imperfecta-Esto-Consejo-Fernando Pessoa-Biografía de Fernando Pessoa-

Fernando Pessoa
Algunos versos

Biografía


Autopsicografía



El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que llega a fingir que es dolor
el dolor que de veras siente.
Y los que leen lo que escribe,
en el dolor leído sienten bien,
no los dos que él tuvo
mas sólo el que ellos no tienen.
Y así en los raíles
gira, entreteniendo la razón,
ese tren de cuerda
que se llama el corazón.

Abdicación

Tómame, oh noche eterna, en tus brazos
y llámame hijo. Yo soy un rey
que voluntariamente abandoné
mi trono de ensueños y cansancios.
Mi espada, pesada en brazos flojos,
a manos viriles y calmas entregué;
y mi cetro y corona—yo los dejé
en la antecámara, hechos pedazos.
Mi cota de malla, tan inútil,
mis espuelas, de un tintineo tan fútil,
las dejé por la fría escalinata.
Desvestí la realeza, cuerpo y alma,
y regresé a la noche antigua y serena
como el paisaje al morir el día.

Serena voz imperfecta


Serena voz imperfecta, elegida
para hablar a los dioses muertos—
la ventana que falta a tu palacio da
para el Puerto todos los puertos.
Chispa de la idea de una voz sonando
lirios en las manos de las princesas soñadas,
yo soy la marea de pensarte, orlando
la Ensenada todas las ensenadas.
Brumas marinas esquinas del sueño...
Ventanas dando al Tedio los charcos...
Y yo miro a mi Fin que me mira, tristón,
desde la cubierta del Barco todos los barcos...


Súbita mano de algún fantasma oculto...

 
Súbita mano de algún fantasma oculto
entre los pliegues de la noche y de mi sueño
me sacude y yo despierto, y en el abandono
de la noche no diviso gesto ni bulto.
Pero un terror antiguo, que insepulto
traigo en el corazón, como de un trono
baja y se afirma mi señor y dueño
sin orden, sin meneo y sin insulto.
Y yo siento mi vida de repente
presa por una cuerda de Inconsciente
a cualquier mano nocturna que me guía.
Siento que soy nadie salvo una sombra
de un bulto que no veo y que me asombra,
y en nada existo como la tiniebla fría.

Me da lástima de las estrellas...

Me da lástima de las estrellas
luciendo hace tanto tiempo,
hace tanto tiempo...
Me da lástima de ellas.
¿No habrá un cansancio
de las cosas,
de todas las cosas,
como de las piernas o de un brazo?
Un cansancio de existir,
de ser,
sólo de ser,
el ser triste brillar o sonreír...
¿No habrá, en fin,
para las cosas que son,
no la muerte, mas sí
otra suerte de fin,
o una gran razón—
cualquier cosa así
como un perdón?

Esto


Dicen que finjo o miento
todo lo que escribo. No.
Yo simplemente siento
con la imaginación.
No uso el corazón.
Todo lo que sueño o vivo,
lo que me falla o termina,
es como una terraza
sobre otra cosa aún.
Esa cosa es la que es bella.
Por eso escribo en medio
de lo que no está cerca,
libre de mi titubeo,
serio de lo que no es.
¿Sentir? ¡Sienta quien lee!

Consejo 
Cerca con grandes muros aquél que te sueñas.
Después, donde es visible el jardín
a través del portón de reja adecuada,
pon las flores que sean las más risueñas,
para que te conozcan sólo así.
Donde nadie lo vea no pongas nada.
Haz macizos como los que otros tienen,
donde las miradas puedan entrever
tu jardín tal como se lo vas a mostrar.
Pero donde es tuyo, y nunca lo ve nadie,
deja las flores que vienen del suelo crecer
y deja las hierbas naturales medrar.
Haz de ti mismo un doble ser guardado;
y que nadie, que vea y mire, pueda
saber de ti más de lo que sabe un jardín—
un jardín mostrable y reservado,
por detrás del cual la flor nativa roza
la hierba tan pobre que ni tú la ves...

Hay dolencias peores que las dolencias 

Hay dolencias peores que las dolencias,
hay dolores que no duelen, ni en el alma
pero que son dolorosos más que los otros.
Hay angustias soñadas más reales
que las que la vida nos trae, hay sensaciones
sentidas sólo con imaginarlas
que son más nuestras que la misma vida.
Hay tantas cosas que, sin existir,
existen, existen demoradamente,
y demoradamente son nuestras y nosotros...
Por sobre el verde turbio del ancho río
los circunflejos blancos de las gaviotas...
Por sobre el alma el aleteo inútil
de lo que no fue, ni puede ser, y es todo.
Dame más vino, porque la vida es nada.

Tu voz habla amorosa...

Tu voz habla amorosa...
Tan tierna habla que me olvido
de que es falsa su blanda prosa.
Mi corazón desentristece.
Sí, así como la música sugiere
lo que en la música no está,
mi corazón nada más quiere
que la melodía que en ti hay...
¿Amarme? ¿Quién lo creería? Habla
con la misma voz que nada dice
si eres una música que arrulla.
Yo oigo, ignoro, y soy feliz.
Ni hay felicidad falsa,
mientras dura es verdadera.
¿Qué importa lo que la verdad exalta
si soy feliz de esta manera?

No quiero rosas, con tal que haya rosas 
No quiero rosas, con tal que haya rosas.
Las quiero sólo cuando no las pueda haber.
¿Qué voy a hacer con las cosas
que cualquier mano puede coger?
No quiero la noche sino cuando la aurora
la hizo diluirse en oro y azul.
Lo que mi alma ignora
eso es lo que quiero poseer.
¿Para qué?... Si lo supiese, no haría
versos para decir que aún no lo sé.
Tengo el alma pobre y fría...
Ah, ¿con qué limosna la calentaré?...







Fernando Pessoa

  • Nace:13 de junio de 1888
  • Lugar:Lisboa,Portugal
  • Efemérides: 13 de junio

  • Muere:30 de noviembre de 1935
  • Lugar: Lisboa,Portugal
  • Efemérides:30 de noviembre

Biografía

El poeta portugués Fernando Antonio Nogueira Pessoa nació el 13 de junio del año 1888 en Lisboa (Portugal).
Tras el fallecimiento a causa de la tuberculosis de su padre Joaquim, quien trabajaba como funcionario del Ministerio de Justicia y era crítico de música, el joven Pessoa vivió desde el año 1896 en una localidad de Sudáfrica llamada Durban, ya que su viuda madre, Maria Madalena Nogueira, se había casado en segundas nupcias con Joao Miguel Rosa, el cónsul portugués en la citada ciudad sudafricana.
Pasó su infancia y juventud en la República de Sudáfrica e inició estudios de derecho en la Universidad de El Cabo, y regresó a Lisboa en 1905, en donde comenzó a estudiar Letras, carrera que abandonó a los dos años para trabajar como traductor.
Inició su obra literaria en inglés, aunque a partir de 1908 creció su interés por la lengua portuguesa.
Su obra es una de las más originales de la literatura portuguesa y fue, junto con Sá Carneiro, uno de los introductores en su país de los movimientos de vanguardia.
A partir de 1914 proyectó su obra sobre tres heterónimos: Ricardo Reis, Álvaro de Campos y Alberto Caeiro, para quienes inventó personalidades divergentes y estilos literarios distintos. Frente a la espontaneidad expresiva y sensual de Caeiro, Ricardo Reis trabaja minuciosamente la sintaxis y el léxico, inspirándose en los arcadistas del siglo XVIII. Álvaro de Campos evoluciona desde una estética próxima a la de Whitman hasta unas preocupaciones metafísicas en la tarea de explicar la vida desde una perspectiva racional.
Sobre estos desdoblamientos del poeta en varias personalidades, se reflejan sus distintos yos conflictivos, y elabora su propia obra poética, a veces experimental, una de las más importantes del siglo XX y que en su mayor parte permaneció inédita hasta su muerte.
Su poesía, que supone un intento por superar la dualidad entre razón y vida, fue recogida en los volúmenes Obras completas: I. Poesías, 1942, de Fernando Pessoa; II. Poesías, 1944, de Álvaro de Campos; III. Poemas, 1946, de Alberto Caeiro; IV.Odas,1946, de Ricardo Reis; V. Mensagem, 1945; VI.Poemas dramáticos; VII. y VIII. Poesías inéditas, 1955-1956.
Respecto a su vida sentimental, Pessoa conoció en 1920 a Ophelia Queiroz, con quien inició una relación amorosa que terminó en el año 1931.
Su estilo literario se enmarca dentro del movimiento modernista, escribiendo tanto en inglés como en portugués, y destacando por la utilización de heterónimos con el afán de inculcar a sus textos diferentes perspectivas y estilos, empleando para ello personalidades ficticias e independientes como Bernardo Soares, Chevalier de Pas, Alexander Search, Alberto Caeiro, Alvaro de Campos o Ricardo Reis, con los que desarrolla variados enfoques de su talento literario.
Cultivó la poesía y el ensayo, escribiendo la colección de poemas "Mensaje" (1934), su único libro publicado cuando estaba con vida al margen de sus escritos en las revistas citadas.
También su pluma legó "Ultimatum" (1917), una obra en la cual se dedicaba a comentar el trabajo de algunos famosos literatos europeos.
Su obra ensayística ha sido recogida en Páginas íntimas de autointerpretación (1966), Páginas de estética y de teoría y crítica literarias (1967) y Textos filosóficos (1968).
En 1982 apareció Libro del desasosiego, compendio de apuntes, aforismos, divagaciones y fragmentos del diario que dejó al morir.
Fue su título más popular, una novela inacabada escrita en forma de diario que fue publicada después de su muerte.
Pessoa falleció en Lisboa el 30 de noviembre de 1935. Tenía 47 años.

martes, 4 de septiembre de 2012

Carta que se le encontró a un ahogado- Parte IV- Guy de Maupassant


Carta que se le encontró a un ahogado
Parte IV
El día clareaba poco a poco.
Eran las tres de la madrugada.
Lentamente una inmensa claridad invadía el cielo.
La canoa tropezó con algo.
Me incorporé: habíamos llegado a un islote.
 Permanecía en éxtasis, encantado.
Frente a nosotros, en toda la extensión, el firmamento se iluminaba de un rojo violáceo, salpicado de nubes entrelazadas semejantes a un humo dorado.
El río estaba de color purpúreo y tres casas de la orilla parecían arder.
Inclinéme hacia mi compañera para decirle:
Mire usted.
Pero me callé de pronto enloquecido y solamente la vi a ella. 
También ella estaba bañada en la luz rosada, un rosa de carne mezclado con un poco del matiz del cielo.
Sus cabellos eran de color de rosa, de color de rosa eran también sus ojos y sus dientes, su traje, sus encajes, su sonrisa.
 Todo era del color de rosa. 
Y tan enloquecido estaba que creí tener a la aurora ante mí.



   Se levantó dulcemente tendiéndome sus labios. 
Inclinéme hacia ellos, estremecido, delirante; sintiendo muy bien que iba a besar el cielo, la dicha, un sueño convertido en mujer, un ideal descendido a la humanidad.
   Pero entonces ella me dijo:
   —Tiene usted una oruga en el pelo.
   ¡Y por esto sonreía!
   Me pareció que había recibido un fuerte golpe en la cabeza.
   De pronto sentíme como si hubiera perdido toda la esperanza que tenía en el mundo.
   Esto es todo, señora. Es pueril, tonto, estúpido. Desde ese día creo que no amaré jamás... Pero... ¿quién sabe?"




   El joven sobre cuyo cuerpo se halló esta carta fue sacado ayer del Sena, entre Bougival y Marly.
 Un marinero compasivo que lo había registrado para saber su nombre presentó el papel que acabamos de copiar. 


Carta que se encontró a un ahogado Parte III-Guy de Maupassant


Carta que se encontró a un ahogado
Parte III
Guy de Maupassant


Creí se enfadaría, mas no fue así.
—¡Qué verdad es eso! —murmuró.
Quedéme estupefacto. ¿Habría comprendido?
Poco a poco nuestra barca se acercó a la orilla, penetrando bajo un sauce, que la detuvo.
Tomando a mí compañera por el talle, acerqué con dulzura los labios a su cuello.
Pero me rechazó con un movimiento irritado y brusco, diciendo:
—¡Suélteme! ¡Es usted un grosero!
Procuré atraerla.
Ella se defendía y, agarrándose al árbol; por poco vamos al agua.
Juzgué prudente desistir de mis pretensiones.

Entonces ella dijo:
—Le ruego que siga remando. ¡Estoy tan bien aquí! ¡Sueño! ¡Es tan agradable!
Después, con un poco de ironía en el acento, añadió:
—¿Tan pronto ha olvidado usted los versos que acaba de recitar?
Era justo. Callé.
—Vamos, reme usted —me dijo, y cogí de nuevo los remos.
Empezaba a parecerme la noche muy larga, y ridícula mi actitud.
Mi compañera me preguntó:
—¿Quiere usted hacerme una promesa?
—Sí. ¿Cuál?
—Permanecer tranquilo y correcto, discretamente, mientras yo...
—¿Qué?
—Verá usted. Quisiera echarme en el fondo de la barca, a su lado, mirando las estrellas.
—Comprendo —exclamé.
—No, no comprende usted —replicó ella—. Vamos a echarnos uno al lado del otro; pero le prohíbo que me toque, que me abrace; en fin..., que..., que me acaricie...
Prometí. Entonces ella advirtió:
—Si hace usted un movimiento inconveniente, haré zozobrar la barca.

Y nos echamos en el suelo, uno al lado del otro.
 Los vagos balanceos de la canoa nos mecían.
Los ligeros rumores de la noche, llegando más distintos al fondo de la embarcación, nos hacían vibrar, estremeciéndonos.
¡ Sentía crecer en mí una extraña y punzante emoción, una ternura infinita, algo como una necesidad de abrir los brazos para estrechar en ellos alguna cosa, y el corazón para amar, de entregarme a alguien, de entregar mis pensamientos, mi cuerpo, mi vida, todo mi ser!
Mi compañera murmuró como en un sueño:
—¿En dónde estamos? ¿Dónde vamos que parece que abandono este mundo? ¡Qué dulzura más grande! ¡Oh! Si me amara usted... un poco.
El corazón me latía con violencia.
Nada pude responder; me pareció que la amaba.
No sentía ningún deseo violento.
Estaba muy bien de aquel modo a su lado; me parecía suficiente aquello.
Y permanecimos largo rato, largo rato, inmóviles.
Nos habíamos cogido una mano; una fuerza misteriosa nos contenía: una fuerza desconocida, superior, una alianza pura, íntima, absoluta de nuestros cuerpos que eran el uno del otro sin tocarse.
¿Qué significaba aquello? ¿Lo sé yo? ¿Amor quizá?

Carta que se encontró a un ahogado Parte II-Guy de Maupassant

Carta que se encontró a un ahogado
Parte II-
Guy de Maupassant

Una noche me tropecé con una encantadora personita, muy exaltada, la cual, para satisfacer una fantasía poética, quería pasar la noche conmigo en una lancha, en medio del río; yo hubiera preferido un cuarto y una cama, pero, a pesar de todo, acepté la barca y el río.
Estábamos en el mes de junio.
Mi amiga había escogido una noche de luna para dar rienda suelta a su exaltacion.
Comimos en un ventorrillo, a la orilla del agua, y a las diez nos embarcamos.
La aventura me parecía estúpida; pero como mi compañera me gustaba, no me enfadé.
Sentándome en el banco frente a ella, tomé los remos y partimos.


No podía negar que el espectáculo era encantador.
Bordeábamos una isla montañosa, llena de ruiseñores, y la corriente nos impulsaba rápidamente por el agua, cubierta de reflejos plateados.
Por doquiera oíamos el grito monótono y claro de los sapos; croaban las ranas en las orillas, y los rumores del agua corriente formaban alrededor nuestro un sonido confuso, casi imperceptible, inquietante, que nos daba una vaga sensación de miedo misterioso.
El encanto de las noches cálidas y de las aguas brillantes con el reflejo de la luna nos invadía.
Daba gusto vivir y, navegando de aquel modo, soñar y sentir al lado de una mujer tierna y hermosa.
Encontrábame algo conmovido, emocionado, embriagado por la claridad de la luna y con la obsesión de mi compañera
"Siéntese usted a mi lado", me dijo.
Obedecí.
Ella repuso: "Dígame versos".
Pareciéndome demasiado, me negué a complacerla.
Insistió.
Decididamente le gustaban las cosas por todo lo alto; quería que se tocara la cuerda del sentimiento a toda orquesta. desde la luna hasta la rima.

Acabé por ceder y le recité, por burla, una deliciosa composición de Luis Bouilhet, cuyas estrofas dicen:

Odio ante todo al lacrimoso vate
que frente al estrellado firmamento
musita un nombre, al que sin Lisa o Juana
le parece vacío el universo.



¡Oh, qué graciosa gente la que cuelga

faldas sobre la fronda de los llanos,
y en la verde colina cofias blancas
para que el mundo tenga algún encanto!



¿Qué sabe de la música divina,

vibrante voz de la Natura eterna,
quien no gusta de ir solo en las cañadas
y al susurrar del bosque sueña en hembras?

domingo, 2 de septiembre de 2012

Carta que se encontró a un ahogado Parte I- Guy de Maupassant


CARTA QUE SE ENCONTRÓ A UN AHOGADO
Guy de Maupassant




“ ¿Me pregunta usted, señora, si me burlo? ¿No puede usted creer que un hombre no haya sentido jamás amor?
Pues bien: no, no he amado nunca, nunca.
¿De qué depende eso?
No lo sé... Pero no he sentido jamás ese estado de embriaguez del corazón que llaman amor.
Jamás he vivido en ese ensueño, en esa locura, en esa exaltación a que nos lanza la imagen de una mujer, ni me vi nunca perseguido, obsesionado, calenturiento, embebecido por la esperanza o la posesión de un ser convertido de pronto para mí en el más deseable de todos los encantos, en la más hermosa de todas las criaturas, más interesante que todo el universo.
En mi vida he llorado ni he sufrido por ninguna de ustedes.
Tampoco he pasado las noches en vela pensando en una mujer.
No conozco ese despertar que su pensamiento y su recuerdo iluminan.
No conozco tampoco la excitación enloquecedora del deseo, cuando se le espera, y la divina melancolía sentimental, cuando ella ha huido, dejando en el cuarto un perfume sutil de violeta y de carne.
Jamás he amado.
Muy a menudo me he preguntado a qué es esto debido y, verdaderamente, no lo sé muy bien.
Aunque llegué a encontrar varias razones, se refieren a la metafísica, y no sé si las apreciará usted.
Analizo demasiado a las mujeres para dejarme dominar por sus encantos.
Pido a usted mil perdones por esta confesión que explicaré.
Hay en toda criatura dos naturalezas diferentes: una moral y otra física.
Para amar tendría que descubrir, entre esas dos naturalezas, una armonía que no hallé jamás.


Siempre una de las dos hállase a mayor altura que la otra; unas veces la naturaleza física, y otras la moral.
La inteligencia que tenemos el derecho de exigir a una mujer para amarla no tiene nada de común con la inteligencia viril.
Es más y es menos.
Es menester que una mujer tenga el entendimiento franco, delicado, sensible, fino, impresionable
No necesita dominio ni iniciativa en el pensamiento, pero es menester que tenga bondad, elegancia, ternura, coquetería y esa facultad de asimilación que en poco tiempo la hace semejante al hombre, cuya vida comparte.
Su primerísima cualidad debe ser la sutileza, ese delicado sentido que es para el alma lo que el tacto es para el cuerpo.
La revelan mil cosas insignificantes: los contornos, los ángulos y las formas en el orden intelectual.

Las mujeres bonitas, en general, no tienen una inteligencia en consonancia con su persona.
A mí, el menor defecto de concordia me hiere la vista al primer momento.
Esto no tiene importancia en la amistad, que es un pacto en el cual se transige con los defectos y las cualidades.
Se puede, al juzgar a un amigo o a una amiga, dándose cuenta de sus buenas condiciones, prescindir de las malas y apreciar con exactitud su valor, abandonándose a una simpatía íntima, profunda y encantadora.
Para amar, hay que ser ciego, entregarse completamente, no ver nada, no razonar, no comprender. 
Hay que hallarse dispuesto a adorar las debilidades tanto como las bellezas y, para esto, renunciar a todo juicio, a toda reflexión, a toda perspicacia.
Soy incapaz de cegarme hasta ese punto y muy rebelde a la seducción no razonada.
Pero no es esto todo.
Tengo tan elevado concepto de la armonía, que nada realizará nunca mi ideal.
¡Va usted a tacharme de loco!
Escúcheme.
Una mujer, a mi juicio, puede tener un alma deliciosa y un cuerpo encantador, sin que su alma y su cuerpo estén perfectamente de acuerdo.


Quiero decir que las personas que tienen la nariz de una forma especial no pueden pensar de cierto modo.
Los gruesos no tienen el derecho de usar las mismas palabras que los delgados.
Señora: usted, que tiene los ojos azules, no puede observar la existencia, juzgar las cosas y los acontecimientos como si tuviera los ojos negros.
Los matices de su mirada deben corresponder fatalmente con los matices de su pensamiento.
Para comprender todo esto tengo el olfato de un perro perdiguero.
Ríase si le place, pero es tal como lo digo.
Creí, sin embargo, haber amado un día durante una hora.
Me dejé dominar tontamente por la influencia de las circunstancias que nos rodeaban.
Me había dejado seducir por un espejismo boreal.
¿Quiere usted que le refiera esta historia?

martes, 7 de agosto de 2012

Agotamiento-Carl Sandburg

II. Agotamiento
(Versos basados en ciertos arrepentimientos que trae consigo
la meditación sobre las caras maquilladas de las mujeres que
pasean por North Clark Street, Chicago)
( Carl Sandburg)


Rosas,
rosas rojas,
aplastadas
en la lluvia y el viento
cual bocas de mujeres
aplastadas por los puños
de los hombres que las usan.
Oh, capullos de rosa
y hojas rotas
y volutas de pétalos:
así tú, que de tal modo arrojaste tu carmín
al sol
tan sólo ayer.

III. El hogar
He aquí algo que anhela mi corazón fuera, ojalá, más
corriente en el mundo:
una noche lo oí suspenso en el aire, al escuchar
a una madre que arrullaba a su hijo intranquilo y enojado
en las tinieblas.

L´innamorato parla della rosa nel suo cuore-William Butler Yeast

L´innamorato parla della rosa nel suo cuore
William Butler Yeast

Tutte le cose prive di grazia e spezzate
tutte le cose logoro e vecchie,
Il pianto di un bambino a lato della strada,
il passo affaticato dell`aratore
Sono cose che stanno facendo torto la immagine di te
che fa fiorire ,una rosa nelle profonditá del mio cuore.

Le cose mal fatte sono un male cosi grande da non potersi dire
Io bramo di construirle di nuovo
e sedere su una collinetta verde in disparte
Con la terra e il cielo e l´acqua, rifatti
simili uno scrigno d'oro
Per i miei sogni dell´ immagine di te
che fa fiorire,una rosa nelle profonditá del mio cuore.

domingo, 10 de junio de 2012

El amante habla de la rosa en su corazón -William Butler Yeats

El amante habla de la rosa en su corazón
William Butler Yeats



Todas las cosas feas y rotas,
todas las cosas gastadas y viejas,
El llanto de un niño junto al camino,
el crujido de una carreta cargada,
Los pasos pesados del arador;
sobre el moho del invierno,
Están dañando tu imagen,
que hace brotar una rosa en el fondo de mi corazón.

El mal de las cosas informes
es un mal demasiado grande para ser dicho;
Añoro crearlas de nuevo y sentarme lejos en una verde loma,
Con la tierra y el cielo y el agua,
vueltos a hacer, como un cofrecillo de oro
Para mis sueños de tu imagen 
que hace brotar una rosa en el fondo de mi corazón.

sábado, 9 de junio de 2012

A través de la eternidad -The Divani Shamsi Tabriz XIII-

A través de la eternidad
The Divani Shamsi Tabriz XIII



La Belleza descubre Su forma exquisita
En la soledad de la nada;
coloca un espejo ante Su Rostro
y contempla Su propia belleza.
Él es el conocedor y lo conocido,
el observador y lo observado;
ningún ojo excepto el Suyo
ha observado este Universo.
Cada cualidad Suya encuentra una expresión:
la Eternidad se vuelve el verde campo de Tiempo y Espacio;
Amor, el jardín que da la vida, el jardín de este mundo.
Toda rama, hoja y fruto
revela un aspecto de su perfección:
los cipreses insinúan Su majestad,
las rosas dan nuevas de Su belleza.

Siempre que la Belleza mira,
el Amor también está allí;
siempre que la belleza muestre una mejilla sonrosada
el Amor enciende su fuego con esa llama.
Cuando la belleza mora en los oscuros vallecitos de la noche
el Amor viene y encuentra un corazón
enredado en los cabellos.
La Belleza y el Amor son cuerpo y alma.
La Belleza es la mina, el Amor, el diamante.

Juntos han estado
desde el principio de los tiempos,
lado a lado, paso a paso.

jueves, 24 de mayo de 2012

Gone away-Denise Levertov

Gone away
Denise Levertov
(1923-1997)




When my body leaves me
I'm lonesome for it.
I''ve got
eyes, ears,
nose and mouth
and that's all.
Eyes
keep on seeing the
feather blue of the
cold sky,
mouth takes in
hot soup,
nose
smells the frost,
ears hear everything, all
the noises and absences,
but body
goes away to I don't know where
and it's lonesome to drift
above the space it
fills when it's here.

Poema Passado Presente Futuro-José Saramago

Poema
Passado presente futuro
(José Saramago)


Eu fui.
Mas o que fui, já me não lembra:
Mil camadas de pó, disfarçam, véus,
Estes quarenta rostos desiguais.
Tão marcados de tempo e macaréus.
Eu sou.
Mas o que sou tão pouco é:
Rã fugida do charco, que saltou,
E no salto que deu, quanto podia,
O ar dum outro mundo a rebentou.


Falta ver, se é que falta, o que serei:
Um rosto recomposto antes do fim,
Um canto de batráquio, mesmo rouco,
Uma vida que corra assim-assim.